lunes, 14 de julio de 2008

Las virtudes de tener una mascota


La presencia de un animal doméstico en casa favorece la socialización de los más pequeños, les hace más responsables y menos egoístas. Perros y gatos pueden ser, incluso, confidentes y amigos de nuestros hijos.

Carles Chacón, periodista

En un primer momento, el deseo de tener un perro o un gato es muchas veces un capricho, un deseo de los niños de tener un juguete con vida propia. No obstante, hay que dejar claro que un ser vivo no es un juguete, y que no se le puede tratar como a tal. Exige, asimismo, muchas responsabilidades que alguien debe asumir. Por tanto, antes de tener una mascota hay que decidir si se le podrá un nivel de vida óptimo, con cariño y respeto. Son, precisamente, estas obligaciones, las que pueden hacer que nuestros hijos crezcan emocionalmente al cuidar a un perro o un gato. Sacarlo a pasear, jugar con él, darle de comer, educarlo... Y, por supuesto, disfrutar de la compañía y amor del animal.

Valores
Además de los valores de responsabilidad derivados de su cuidado, tener una mascota estimula la afectividad y sensibilidad del niño, que aprende a respetar y querer. Se ha demostrado que un niño con mascota aprende a comprender mejor a los otros, a ceder y pactar decisiones y aceptar obligaciones. En este sentido, por ejemplo, si es el pequeño de la casa el que se ocupa de pasear al perro (actividad necesaria al menos tres veces al día), deberá hacerse cargo siempre, tenga o no tenga ganas, llueva o haga sol.

Requisitos
Cada vez más los amantes de los animales reivindican una serie de requisitos a la hora de tener mascotas. Los perros y gatos también tienen unas visitas obligatorias con el veterinario, por ejemplo. En concreto, deben vacunarse anualmente, desparasitarse internamente (lombrices) cada 4 meses y externamente (pulgas y garrapatas) cada mes.
Otro requisito responde al espacio que tiene el animal. No es necesario que sea muy grande, pero sí que le permita moverse. No obstante, lo importante es la interacción no sólo con personas, también con otros animales. A muchos les podría parecer pesado cumplir con todas las medidas higiénicas, gastronómicas y de educación de perros y gatos. Pero si somos justos deberemos hacerlo, ya que se trata de un miembro más de la familia. Si realmente amamos a nuestra mascota, tenemos que cuidarla y darle el trato que se merece.
Acariciar a nuestro perro o gato reduce el estrés y, según algunos estudios, reduce el riesgo de infarto. Además, el trato con nuestra mascota también será beneficioso para ella: se ha demostrado que los perros que tienen contacto con niños pequeños tienen menos problemas de salud y envejecen con mayor estabilidad emocional.

La terapia de los animales
En 1960, el doctor Boris M. Levinson relató en su libro Psicoterapia infantil asistida por animales las primeras experiencias en la utilización de animales para la terapia. Relataba cómo la presencia de un perro en la consulta favorecía la comunicación entre el terapeuta y el paciente. Otro ejemplo es la residencia Robert-Chiene, en Montreal, que desde 1984 tiene, en cada piso, una pajarera. De esta manera, los residentes que antes no salían de sus habitaciones se preocupan y cuidan de los animales. En lo referente a los pacientes de menor edad, la relación con animales favorece la empatía; en casos de depresión e introversión potencia la extroversión y la relajación. Además, la presencia de un animal ayuda a aclarar la atmósfera, incrementando la distracción, la alegría y el juego, disminuyendo la sensación de aislamiento de algunos pacientes.

¿Cómo es el día a día de un profesor particular?

Fei Fei Han, Profesora de Chino.

Es indiscutible. El chino es algo más que el idioma del futuro. De hecho, ya es el más hablado del mundo y se estima que en los países occidentales los estudiantes de esta lengua han ascendido a 30 millones. Su aprendizaje, no obstante, requiere grandes dosis de dedicación, paciencia y constancia, ya que se estima que para ‘defenderse’ se necesitan 10 años ‘a tiempo completo’.

Fei Fei Han es una joven natural de Beijing que vive desde hace dos años en Barcelona. Al terminar la carrera de Filología Hispánica, escogió la ciudad condal para cursar el Master de Traducción e Interpretación Español-Chino. A través de una compañera de curso, Fei Fei conoció Educa-system y desde hace un año ejerce de profesora particular de chino. Sus alumnos son de todas las edades. Si bien cada vez hay más familias españolas que han adoptado en ese país y están interesadas en conservar y proteger el legado cultural de los recién llegados, el perfil del alumno que quiere aprender chino es muy diverso: “Ahora, por ejemplo, enseño a un fisioterapeuta de la selección española de baloncesto que trabajará este verano en las Olimpiadas de Beijing”, comenta.

El mundo en sus manos
Sus miles de caracteres, divididos en pictogramas, ideogramas y fonogramas, convierten su aprendizaje en toda una carrera de fondo. Según Fei Fei, también en China, niñas y niños deben dedicar varios años a hablarlo y escribirlo con corrección. Por eso, para los jóvenes occidentales el esfuerzo se multiplica por diez: “Enseñar chino es un trabajo muy difícil ya que su estudio depende del interés personal del alumno o el de sus padres y no es fácil dedicarle tiempo fuera de la escuela o el trabajo”.
Tras un año ejerciendo de profesora, Fei Fei ha establecido un profunda admiración por el oficio de maestro: “Aunque en un principio quería ser intérprete y traductora, gracias a Educa-system he descubierto que enseñar es la profesión más adecuada para mí”. Además la gran demanda de profesores de español en su país, Fei Fei se siente cada vez más cómoda en este terreno: “Lo que más me gusta es la comunicación con las personas y poder transmitir los conocimientos de mi idioma”, señala.

“Me gusta poder transmitir los conocimientos de mi idioma”

El mundo al otro lado


Un zurdo escribe mejor con la mano izquierda, oye mejor con el oído izquierdo, ve mejor con el ojo izquierdo y su visión espacial se orienta por la izquierda. Se calcula que entre el 8% y el 13% de la población mundial es zurda, pero el mundo diseñado por el hombre, es diestro.

Los pasos de un baile de salón, los cambios del coche, el pomo de una puerta, un abrelatas, los instrumentos musicales, los test de personalidad, etc. son algunas huellas de esta lateralidad social que, sin embargo, está dominada por los diestros. En los niños, ser zurdo puede generar algunas dificultades propias de esta circunstancia física que, con la atención adecuada, se superarán y asimilarán de forma natural.
En general, la lateralidad aparece entre los 3 y los 6 años y es en la escuela donde es más necesario facilitar a los zurdos recursos adaptados para que puedan seguir el ritmo del curso y sus compañeros sin dificultad. Sentarse en el lado opuesto de un compañero diestro evita que los codos de ambos alumnos no choquen. Situar el pupitre de un zurdo en el lado derecho de la clase en relación a la pizarra le ayudará a ver la escritura del maestro en el mismo ángulo desde donde miran su escritura sobre el papel. Desde hace algunos años, existen en el mercado algunas herramientas como reglas, tijeras, sacapuntas y cuadernos, especialmente diseñados para zurdos. Utilizarlos en esas edades es recomendable, ya que les permitirá seguir las clases de plástica o manualidades sin verse obligados a utilizar de manera ‘torpe’ la derecha.

¿Escribir al revés?
La escritura de los zurdos ha dado lugar a múltiples leyendas. Una de las más extendidas es que los zurdos hacen mala letra. Lo cierto es que la escritura occidental está técnicamente concebida para diestros: la escritura con la mano izquierda es una imagen invertida a la diestra, complicando el proceso de aprendizaje para los estudiantes zurdos. El resultado es que la mayoría de niños zurdos escribe con la mano torcida con respecto al antebrazo, en vez de simplemente inclinar el papel. De ahí que los zurdos emborronen frecuentemente el texto escrito y se manchen los dedos de las manos y el puño de la manga. Leonardo da Vinci, además de arquitecto, escultor, pintor, ingeniero e inventor, era zurdo. Se dice además que escribía del revés para dificultar sus escritos, pero lo cierto es que escribía con la mano izquierda y con la letra invertida de derecha a izquierda, (conocida como escritura especular), que es la más cómoda para un zurdo que escribe a pluma con tinta líquida. Según se ha demostrado posteriormente, Leonardo optó finalmente por plasmar sus extensos conocimientos de derecha a izquierda, influenciado por su madre, de origen musulmán. A saber: en árabe y hebreo los zurdos escriben con mayor facilidad, porque en esas lenguas se escribe hacia la izquierda.

domingo, 6 de julio de 2008

Leer en verano, de la obligación escolar…

Natàlia Pastor, periodista
Todo el mundo da por sentado que los niños deben leer libros, porque la lectura constituye un elemento nuclear de su formación. Pero ¿de qué formación? ¿La intelectual, la psicológica, la lúdica, tal vez la formación integral?

Para estas preguntas surgen varias opiniones ya que, aunque el fin último que se persigue es que los niños lean, debemos preocuparnos por el tipo de lectura más recomendable para ellos, para que no abandonen el hábito adquirido al no haberles proporcionado algo adecuado a sus intereses y capacidades. Es cierto que no es fácil evaluar los libros infantiles con criterios universales y válidos para todos los niños. En muchas ocasiones los parámetros que se usan están más relacionados con los gustos estereotipados de los adultos, basados en cierta apariencia estética o educativa, y que, finalmente, se presentan a los lectores infantiles como una obligación y por ello nada atractivo.
Para que el niño adquiera poco a poco un hábito de lectura como forma de entretenimiento, lo más importante es que estas lecturas no sean aburridas. Todos los niños aprenden a leer en el colegio, pero ello no significa que aprendan a disfrutar de la lectura. Saber leer es indispensable para poder vivir, disfrutar de la lectura es, desgraciadamente, opcional.

Dime qué lees…
Existen muchas guías donde podemos encontrar recomendaciones según la edad y género, pero no todas nos orientan de lo que puede necesitar nuestro hijo o alumno. Por ello hay que rechazar las ideas rígidas de ciertas guías o recomendaciones, pues muchas obras teóricamente concebidas para niños de ocho años gustan a los de seis o doce años. La lectura no es un proceso lineal ni ascendente, salvo que la consideremos sólo en su dimensión instructiva y, además, cada vez los jóvenes lectores son más exigentes y no se conforman con las obras supuestamente destinadas a su edad.
Lo primordial es que los libros que elijamos sean capaces de estimular la imaginación y la creatividad del niño, despierten y desarrollen su sensibilidad y provoquen la reflexión y el sentido crítico. Es importante además que les ayuden a conocerse a sí mismos y al entorno que los rodea así como la oportunidad de abrirle nuevos mundos y despertar en ellos aficiones e intereses hacia diferentes aspectos de la vida cultural, social o artística.