lunes, 14 de julio de 2008

¿Cómo es el día a día de un profesor particular?

Fei Fei Han, Profesora de Chino.

Es indiscutible. El chino es algo más que el idioma del futuro. De hecho, ya es el más hablado del mundo y se estima que en los países occidentales los estudiantes de esta lengua han ascendido a 30 millones. Su aprendizaje, no obstante, requiere grandes dosis de dedicación, paciencia y constancia, ya que se estima que para ‘defenderse’ se necesitan 10 años ‘a tiempo completo’.

Fei Fei Han es una joven natural de Beijing que vive desde hace dos años en Barcelona. Al terminar la carrera de Filología Hispánica, escogió la ciudad condal para cursar el Master de Traducción e Interpretación Español-Chino. A través de una compañera de curso, Fei Fei conoció Educa-system y desde hace un año ejerce de profesora particular de chino. Sus alumnos son de todas las edades. Si bien cada vez hay más familias españolas que han adoptado en ese país y están interesadas en conservar y proteger el legado cultural de los recién llegados, el perfil del alumno que quiere aprender chino es muy diverso: “Ahora, por ejemplo, enseño a un fisioterapeuta de la selección española de baloncesto que trabajará este verano en las Olimpiadas de Beijing”, comenta.

El mundo en sus manos
Sus miles de caracteres, divididos en pictogramas, ideogramas y fonogramas, convierten su aprendizaje en toda una carrera de fondo. Según Fei Fei, también en China, niñas y niños deben dedicar varios años a hablarlo y escribirlo con corrección. Por eso, para los jóvenes occidentales el esfuerzo se multiplica por diez: “Enseñar chino es un trabajo muy difícil ya que su estudio depende del interés personal del alumno o el de sus padres y no es fácil dedicarle tiempo fuera de la escuela o el trabajo”.
Tras un año ejerciendo de profesora, Fei Fei ha establecido un profunda admiración por el oficio de maestro: “Aunque en un principio quería ser intérprete y traductora, gracias a Educa-system he descubierto que enseñar es la profesión más adecuada para mí”. Además la gran demanda de profesores de español en su país, Fei Fei se siente cada vez más cómoda en este terreno: “Lo que más me gusta es la comunicación con las personas y poder transmitir los conocimientos de mi idioma”, señala.

“Me gusta poder transmitir los conocimientos de mi idioma”

El mundo al otro lado


Un zurdo escribe mejor con la mano izquierda, oye mejor con el oído izquierdo, ve mejor con el ojo izquierdo y su visión espacial se orienta por la izquierda. Se calcula que entre el 8% y el 13% de la población mundial es zurda, pero el mundo diseñado por el hombre, es diestro.

Los pasos de un baile de salón, los cambios del coche, el pomo de una puerta, un abrelatas, los instrumentos musicales, los test de personalidad, etc. son algunas huellas de esta lateralidad social que, sin embargo, está dominada por los diestros. En los niños, ser zurdo puede generar algunas dificultades propias de esta circunstancia física que, con la atención adecuada, se superarán y asimilarán de forma natural.
En general, la lateralidad aparece entre los 3 y los 6 años y es en la escuela donde es más necesario facilitar a los zurdos recursos adaptados para que puedan seguir el ritmo del curso y sus compañeros sin dificultad. Sentarse en el lado opuesto de un compañero diestro evita que los codos de ambos alumnos no choquen. Situar el pupitre de un zurdo en el lado derecho de la clase en relación a la pizarra le ayudará a ver la escritura del maestro en el mismo ángulo desde donde miran su escritura sobre el papel. Desde hace algunos años, existen en el mercado algunas herramientas como reglas, tijeras, sacapuntas y cuadernos, especialmente diseñados para zurdos. Utilizarlos en esas edades es recomendable, ya que les permitirá seguir las clases de plástica o manualidades sin verse obligados a utilizar de manera ‘torpe’ la derecha.

¿Escribir al revés?
La escritura de los zurdos ha dado lugar a múltiples leyendas. Una de las más extendidas es que los zurdos hacen mala letra. Lo cierto es que la escritura occidental está técnicamente concebida para diestros: la escritura con la mano izquierda es una imagen invertida a la diestra, complicando el proceso de aprendizaje para los estudiantes zurdos. El resultado es que la mayoría de niños zurdos escribe con la mano torcida con respecto al antebrazo, en vez de simplemente inclinar el papel. De ahí que los zurdos emborronen frecuentemente el texto escrito y se manchen los dedos de las manos y el puño de la manga. Leonardo da Vinci, además de arquitecto, escultor, pintor, ingeniero e inventor, era zurdo. Se dice además que escribía del revés para dificultar sus escritos, pero lo cierto es que escribía con la mano izquierda y con la letra invertida de derecha a izquierda, (conocida como escritura especular), que es la más cómoda para un zurdo que escribe a pluma con tinta líquida. Según se ha demostrado posteriormente, Leonardo optó finalmente por plasmar sus extensos conocimientos de derecha a izquierda, influenciado por su madre, de origen musulmán. A saber: en árabe y hebreo los zurdos escriben con mayor facilidad, porque en esas lenguas se escribe hacia la izquierda.

domingo, 6 de julio de 2008

Leer en verano, de la obligación escolar…

Natàlia Pastor, periodista
Todo el mundo da por sentado que los niños deben leer libros, porque la lectura constituye un elemento nuclear de su formación. Pero ¿de qué formación? ¿La intelectual, la psicológica, la lúdica, tal vez la formación integral?

Para estas preguntas surgen varias opiniones ya que, aunque el fin último que se persigue es que los niños lean, debemos preocuparnos por el tipo de lectura más recomendable para ellos, para que no abandonen el hábito adquirido al no haberles proporcionado algo adecuado a sus intereses y capacidades. Es cierto que no es fácil evaluar los libros infantiles con criterios universales y válidos para todos los niños. En muchas ocasiones los parámetros que se usan están más relacionados con los gustos estereotipados de los adultos, basados en cierta apariencia estética o educativa, y que, finalmente, se presentan a los lectores infantiles como una obligación y por ello nada atractivo.
Para que el niño adquiera poco a poco un hábito de lectura como forma de entretenimiento, lo más importante es que estas lecturas no sean aburridas. Todos los niños aprenden a leer en el colegio, pero ello no significa que aprendan a disfrutar de la lectura. Saber leer es indispensable para poder vivir, disfrutar de la lectura es, desgraciadamente, opcional.

Dime qué lees…
Existen muchas guías donde podemos encontrar recomendaciones según la edad y género, pero no todas nos orientan de lo que puede necesitar nuestro hijo o alumno. Por ello hay que rechazar las ideas rígidas de ciertas guías o recomendaciones, pues muchas obras teóricamente concebidas para niños de ocho años gustan a los de seis o doce años. La lectura no es un proceso lineal ni ascendente, salvo que la consideremos sólo en su dimensión instructiva y, además, cada vez los jóvenes lectores son más exigentes y no se conforman con las obras supuestamente destinadas a su edad.
Lo primordial es que los libros que elijamos sean capaces de estimular la imaginación y la creatividad del niño, despierten y desarrollen su sensibilidad y provoquen la reflexión y el sentido crítico. Es importante además que les ayuden a conocerse a sí mismos y al entorno que los rodea así como la oportunidad de abrirle nuevos mundos y despertar en ellos aficiones e intereses hacia diferentes aspectos de la vida cultural, social o artística.

jueves, 26 de junio de 2008

El legado griego: las dos caras de la educación


En filosofía se entiende que de los hechos pasados podemos extraer grandes lecciones. El presente artículo busca las enseñanzas pioneras de los griegos respecto a la docencia y su útil repercusión en el panorama actual.

En la época dorada del pensamiento griego tuvo lugar uno de los antagonismos más comentados de la historia de la filosofía, a saber: la oposición entre los sofistas y Sócrates. Los llamados sofistas (del griego sophós, sabio) recorrían distintas ciudades en busca de aprendices que normalmente pagaban grandes cantidades de dinero por escuchar las palabras de los expertos viajeros. Tal adiestramiento, debía capacitar al aprendiz para poder defender cualquier tesis mediante el uso de la retórica. La sofística consistía pues, en el arte de usar el pensamiento para persuadir (convencer) a un interlocutor de un argumento cualquiera sin dar importancia a su certeza o falsedad.
Sócrates difería totalmente de este tipo de educación. Por el contrario, defendía una enseñanza al servicio de la verdad, y reivindicaba el uso de la razón para determinar la validez de los argumentos. La sabiduría que vendían los sofistas tenía muy poco valor para Sócrates, quien apostaba por un saber objetivo y al alcance de todos, pues todos poseemos la capacidad de razonar.
Dicho esto, puede verse que en este período de la cultura griega –al igual que hoy- no había un criterio único sobre la manera de enseñar. Las grandes preguntas que formularon los griegos aún nos revelan incógnitas y retos sobre la docencia, no resueltos. Las nuevas generaciones de alumnos, deberían tener en cuenta ambos puntos de vista. El presente sistema neoliberal favorece al “sofista” que tiene la capacidad de abstraer la técnica requerida para triunfar en sociedad; pero viendo el perjuicio que puede derivar de ello, se hace necesaria una visión más fiel a la verdad y una postura menos egoísta. No hay que desacreditar a los sofistas ni alabar a los socráticos; en el fondo, ambos tienen algo en común: la motivación por alcanzar un objetivo (ya sea el éxito o la verdad), y esta postura es la que nos hace avanzar: la simple predisposición a la autosuperación.

Un proyecto propone introducir la educación financiera en las escuelas


El Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Ministerio de Economía se han propuesto dotar de una mejor formación financiera a los escolares españoles. Por eso han presentado un proyecto para introducir la educación financiera en los planes de estudios de la enseñanza secundaria y formación profesional. La asignatura sería, de momento, optativa, y rebajaría el riesgo de entrar en situaciones de pérdidas de confianza, al tener unos conocimientos financieros fundamentados.