viernes, 4 de abril de 2008

La resiliencia, donde reside la fuerza del ser humano


En ingeniería, la resiliencia se refiere al fenómeno por el que los cuerpos retornan a su forma inicial después de haber sido sometidos a una presión que los deforma. El ser humano también posee esta capacidad: la de sobreponerse a tragedias o períodos de dolor emocional.

Silvia Vilasaló, pedagoga

Actualmente, este término se ha convertido en un concepto que integra ingredientes psicológicos, sociales, emocionales, cognitivos, culturales, étnicos, etc. y su interés por desarrollar y evaluar esta capacidad se ha extendido no sólo a la psicología, sino también a la educación, a la salud y a las empresas.

Querer es poder
Aplicado a la psicología, la resiliencia es la capacidad de hacer las cosas bien pese a las condiciones adversas y a las frustraciones, superarlas y salir de ellas fortalecido o incluso transformado. En otros términos, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva para sí y para la sociedad en la que vive.
La resiliencia puede caracterizarse también como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que hacen posible tener una vida “sana”, aun viviendo en un medio insano.
Desde una perspectiva pedagógica, una definición aproximada del término resiliencia sería entenderla como la capacidad psicosocial desarrollada en aquellos sujetos que han sufrido o sufren algún trauma.
Debemos destacar la gran labor educativa que se centra en potenciar el proceso posterior a la resistencia, es decir, la evolución de aquel que ya ha vivido una situación traumatizante y ha resistido. Por eso, la educación debe basarse en la acción humana.

Nunca es tarde
“Yo soy así”, “Cada cual es como es”, “Es demasiado tarde para cambiar”, son algunas frases de las entonadas por todos y que contradicen, precisamente, el potencial de resiliencia que tiene el ser humano. Según los expertos, más o menos a cualquier edad se puede cambiar si uno se lo propone. Se puede contar también con la ayuda de profesionales de la psicología a los que se debe acudir no sólo cuando se padecen crisis emocionales, sino cuando alguien quiere entrenarse para vivir adecuadamente cada acontecimiento vital. También en los niños y niñas, al margen de los factores hereditarios, la personalidad se educa. Por eso, es importante afirmar que es posible educar en la resiliencia para cambiar actitudes en sí mismo y en otras personas.

Consejos para ser más resilientes…
Sentido del humor, para encontrar el lado cómico en las situaciones adversas.
Creatividad, para crear orden y belleza a partir del caos y el desorden.
Optimismo, para ver siempre el lado bueno de las cosas.
Introspección, para observar, reflexionar y conocerse a sí mismo.
Independencia, para establecer límites entre uno mismo y las circunstancias adversas, sin llegar a aislarse.
Iniciativa, para afrontar los problemas y ejercer control sobre ellos.
Sociabilidad, para establecer lazos íntimos y satisfactorios con otras personas.

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