martes, 1 de abril de 2008

No se puede vivir sin sabiduría

La sabiduría está presente cuando la vida humana es plena. Entonces sentimos gozo y deseamos compartir lo que hemos visto y oído. Queremos que lo que hemos encontrado traiga beneficios para todos.

Enric Català, profesor y filósofo
La sabiduría no depende de la edad, y a veces nada sabe de física y matemáticas, ni ostenta poder alguno: toda su autoridad viene de la experiencia vivida. Nos hace felices y nos da alegría. Es un hogar donde podemos ser nosotros mismos y eso significa ser bienaventurados. El criterio de la sabiduría es la felicidad; la alegría lúcida.

Somos responsables de nuestra felicidad
Hay sufrimiento en el mundo y este sufrimiento me importa: es también mi sufrimiento. Sin embargo, no estoy descorazonado por la tristeza. No se puede explicar racionalmente de qué manera pueden convivir felicidad y sufrimiento.

¿Por qué somos responsables de nuestra felicidad?
Se puede hallar la respuesta sencilla y clara: la finalidad de la naturaleza humana, como la de toda naturaleza, es la bienaventuranza, la gran alegría, la plenitud de gozo.
Sin embargo, la sabiduría ha caído hoy en el descrédito, desplazada por la tecnocracia, sustituida por el gran éxito de la cosmovisión de las ciencias naturales, por eso que llamamos ‘la vida moderna’. Ya nadie aspira a ser sabio. Bien está si llega a ser sensato y mejor si le acompañan la intuición, la habilidad y la inteligencia necesarias que la sabiduría profundiza y supera.
La sabiduría ha caído hoy en el descrédito, sustituida por eso que llamamos ‘la vida moderna’

Nos conformamos así con tener una inteligencia práctica que nos haga manejarnos bien en el día a día, pero olvidamos darle un sentido general a nuestra existencia, una concepción alegre y basada en la sabiduría.

¿Quién se ha leído los Proverbios de Salomón?
La palabra griega sophia y la latina sapientia indican experiencia, habilidad y gusto. El alemán Weisheit (sabiduría) está emparentado etimológicamente con idein, videre, visión, wissen. Denominan tanto la parte de la sabiduría que es afectiva, sensorial, que afecta al gusto, como la que es intelectual y científica. Es a la vez technê y epistêmê, hacer y saber, arte y ciencia: descubrir, asombrarse, examinar, estudiar, comprender, creer, amar, vivir, enseñar y aplicar.

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